- Con 16 años, Shaniely Peña Gómez ya cuenta con un cupo en una de las más importantes universidades del mundo.
En República Dominicana finalizar la secundaria significa promoción, pruebas nacionales y graduación, por lo que muchos estudiantes no piensan en la universidad de inmediato, sin embargo, no fue así para Shaniely Peña Gómez, quien, sin terminar la escuela, ya tiene un cupo asegurado en la Universidad de Yale en Estados Unidos y se convierte en el segundo estudiante dominicano de escuela pública en ganar una beca en una universidad de esa nación y la primera mujer en lograrlo.
La respuesta de la universidad llegó el 30 de marzo de este año, pero el recorrido para crear un perfil que fuera atractivo para los reclutadores comenzó mucho antes del 1 de enero, cuando se cumplía el plazo para subir todos los documentos a la plataforma y tener todo listo para el cierre de la solicitud y la consecuente evaluación de los postulantes por parte de la institución.
En concreto le llevó cuatro años. En ese período la joven de 16 años y estudiante de último año del Técnico de Mantenimiento de Aeronaves en la Escuela Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en la Fuerza Aérea de San Isidro, participó en debates, modelos de las Naciones Unidas, formó parte de la creación de un periódico escolar, al mismo tiempo que mantenía notas excelentes con miras a llegar a una universidad de la Ivy League, sueño que dice tener desde muy pequeña.
Todas estas actividades sirvieron de base para crear su «perfil», pero a finales del año pasado Shaniely fue consciente de que debía exponer cada uno de esto logros a lo largo de su carrera escolar de la mejor manera para demostrar que era «una buena candidata para recibir este tipo de ayuda», lo que le pareció «muy sobrecargado» y «estresante».
«Nosotras hicimos cosas, pero ahora es saber vender esas cosas», insistió Shaniely recordando la noche en vela para terminar y subir un ensayo que resumiera en 15 páginas su vida escolar, mientras recibía el apoyo de su compañera y también becada por la Universidad de Columbia. A pesar de esto y consciente de que podía recibir una respuesta negativa, la joven considera que haber aplicado a cinco universidades de EE.UU. fue «un proceso muy bonito», además de ser el resultado de su esfuerzo de cuatro años y la materialización de sus sueños.
A pesar de la seguridad que proyecta, la joven asegura que aún le cuesta creer que está a unos cuatro meses de ingresar a Yale como estudiante: «Realmente yo no me lo creo», dijo entre risas al ser cuestionada sobre qué significa haber ganado una beca en una de las universidades más importantes y antiguas del mundo (1701).
Retomando una postura más seria, Shaniely señala que está agradecida con la «rara» oportunidad que se le brinda, la cantidad de recursos y el «abanico completo de posibilidades» que tendrá a su disposición como estudiante de Yale, lo que considera le permitirá darle rienda a su curiosidad. A pesar de que la emoción es tanta que aún duda que sea verdad lo que vive, la joven reconoce el peso de la oportunidad que se le brinda y tiene claro que no puede reducir la marcha si quiere aprovecharla al máximo. «Ahora hay que doblar el esfuerzo», dijo Shaniely, quien irradia una madurez sorprendente para su corta edad.
En agosto, la joven dominicana se despide de sus amigos y familiares para mudarse a New Haven, ciudad en la que está ubicada la Universidad de Yale en Connecticut, para iniciar a finales de mes una nueva etapa en su vida académica con una «mente abierta y dispuesta» para recibir el conocimiento y dar lo mejor de sí misma.
Shaniely desea estudiar la carrera Ética, Política y Economía, la cual la emociona mucho, ya que combina sus tres pasiones y considera que en el futuro le puede ayudar para impulsar cambios en la República Dominicana.
Busca ayuda
A pesar de que la beca cubre más del 90 % de su matriculación y gastos de hospedaje, la familia de Shaniely tendría que buscar más de 5,000 dólares para cubrir el total de lo que significa tener a una hija como estudiante de Yale. Por esta razón, la joven estudiante y su amiga Gabriela buscan colaboración para cubrir estos gastos menores de su alojamiento en la universidad. «Estamos haciendo las diferentes gestiones para ver por si alguna ayuda del Gobierno, podríamos conseguir que se nos ayude con esa parte».
Una entre 50,000
Una vez los jóvenes son admitidos en las universidades, tienen acceso al historial de aceptación de la institución por país. En este apartado fue que Shaniely descubrió que fue la única dominicana de escuela pública en lograr entrar a Yale, para esta nueva clase se postularon un total de 50,000 estudiantes de todo el mundo, de los cuales solo 2,000 fueron aceptados, lo que significa que solo el 4 % de aquellos que llenaron la solicitud fue admitido a la tercera institución de educación superior más antigua de Estados Unidos.
Llevar el título de «la primer dominicana mujer de escuela pública en ser aceptada en escuela pública en la Ivy League» junto a su nombre «es una gran responsabilidad», advierte la joven que no deja que ese pensamiento la abrume, sino que la alienta a hacerlo mejor y asume con mucho compromiso este nuevo reto.
Las barreras
Llegar a una universidad extranjera de la talla de Harvard, Yale o Columbia y, además, con el título de ser los primeros, es una osadía que llena de orgullo no solo a los familiares de estos jóvenes talentosos y disciplinados, sino también a toda la sociedad, sin embargo, los estudiantes de escuelas públicas recorren un camino empinado para lograr sus sueños.
Así lo considera Shaniely que cree que formar parte del sector público «limita mucho» a los jóvenes que buscan una beca para ingresar a una universidad de los Estados Unidos, frente a los estudiantes de colegios privados, ya que estos disponen de recursos y herramientas que le ayudan a dar forma a su perfil, mientras que los primeros deben «crearlo desde cero».
La estudiante explica que hay muchas escuelas públicas que no cuentan con clubes, fundamentales para agregar valor a los perfiles del postulante, por lo que los interesados deber involucrarse en la creación de uno, arriesgándose a «perder nota para poder hacer algo más que solamente estar en un aula». «Ellos (las universidades) están buscando gente que puedan cambiar el mundo, entonces, la persona que puede cambiar el mundo no se queda en un aula», sentencia la joven estudiante al insistir que las actividades extracurriculares importan tanto o incluso más que las calificaciones.
Otra barrera que considera afecta a los estudiantes del sector público que buscan una beca en EE.UU. es el idioma inglés. Explica que, al ser un país de habla hispana, los postulantes deben aprobar un examen para demostrar su habilidad en el habla inglesa como requisito, el cual se omite si proviene de una institución educativa bilingüe.
En el caso de ella, perfeccionó su nivel de inglés por su cuenta, ya que estaba interesada en leer libros y ver series en su idioma original, lo que le ayudó no solo en la aplicación a Yale, sino para participar de debates y modelos de las Naciones Unidas, ambos proyectos de los que resalta su importancia para dar forma a su solicitud.
Shaniely Peña, que recuerda que siempre ha hecho las cosas que la acercaran un paso más a sus objetivos futuros, llama a los jóvenes dominicanos a tener confianza y trazarse un plan para aquello que quieren y que pueden considerar difícil dada sus circunstancias.
«Algo que me ha demostrado esto, es que en verdad sí, los sueños si se cumplen», reflexiona la joven que considera que «buscar apoyo en los lugares correctos» y hacer los que uno cree que es lo mejor, son las variables que completan la ecuación para el éxito.
Fuente: diario libre