Santo Domingo. Rep. Dom. Las historias de emprendimiento de muchas mujeres parecerían sacadas de una fábula, con moralejas que nos dan lecciones para entender que cada sacrificio tiene sus frutos y que cuando ponemos el corazón en un proyecto, los resultados siempre son positivos.
Yrenes Martínez Tejada, creadora de la línea de cosméticos capilares Ginger Milk, es un ejemplo de que en la adversidad existen infinitas oportunidades y que de acuerdo con la actitud que asumas, puedes convertir un problema en una gran iniciativa de negocio.
Yrenes se desempeñaba como parte del equipo de protocolo de la Dirección de Comunicaciones del Banco Central, se graduó de la carrera de Negocios Internacionales y el banco le otorgó una beca para realizar su maestría.
Sus múltiples ocupaciones le generaron un alto nivel de estrés que la condujo a un estado de ansiedad que le llevó a olvidar hasta de su propia identidad y empezó a perder el cabello.
“Se me empieza a caer el cabello, en una semana hasta olvidé quién era yo. Duré una semana completa en mano de psicólogos y psiquiatras, tomando muchos ansiolíticos y tuve que dejar todo lo que estaba haciendo para dedicarme a mí”, cuenta Yrenes.
Agrega que buscando solución a la caída de su pelo empezó a hacer sus propios productos para recuperar su cabellera y para ayudar a una amiga que sufría de alopecia. Refiere, que ante el éxito de la fórmula que creó muchas personas en su entorno empezaron a demandar lo que hacía.
“Empecé regalando mi trabajo y luego empezaron a comprármelo, hasta el día de hoy que me sorprende mucho lo que hemos logrado a nivel nacional e internacional, pasamos de vender de 20 unidades a la semana a 10,000 unidades, en un mes, de un solo producto”, expresa emocionada esta joven mujer con apenas 30 años, quien empezó su negocio en 2015, junto a una amiga, con un capital de $1,500 pesos.
Explica que hacía sus productos artesanales apoyándose con información colgada en internet hasta que un ingeniero cosmético, amigo de su madre, le dio el apoyo que necesitaba para darle valor científico a lo que ya hacía de manera empírica y ahí empezó a establecerse como una pequeña industria.
En 2020, durante la pandemia, se dedicó de lleno a la empresa y en ese año logra exportar su primer contenedor de 40 pie de productos a Estados Unidos.
“Empecé enviándole productos a mi prima que vivía en Washington Heights, en New York, mi primera palet, en febrero 2020, en medio de la pandemia muchas empresas crecieron porque las personas tenían la necesidad de arreglarse en su casa, por la ansiedad el pelo se caía fruto del Covid y yo tenía un producto que era justo para el crecimiento del cabello, y mi prima se paraba en la esquina de su cuadra a venderla”, expresa esta decidida emprendedora.
Señala que cuando la demanda de sus productos fue aumentando en Estados Unidos tomó la decisión de establecerse allá, con la ayuda de la prima y su esposo. “Alquilé un almacén y nosotros mismos descargábamos la mercancía del contenedor, nos asociamos a Amazon y empezamos a despachar”, expone Yrenes.
Fuente: Listin Diario